Bad Bunny y Benito Antonio Martinez Ocasio no son muy diferentes. Uno es el implacable rey del Latin trap que, ignorando las fronteras del lenguaje, ha alcanzado el estrellato mundial. El otro es un chico tímido que silenciosamente sabía que algún día llenaría el Madison Square Garden, casi a reventar. Esa es la magia del músico puertorriqueño de 25 años. Es el príncipe heredero de un género que rebosa con audacia, y sin embargo permanece simple y completamente fiel a sí mismo. Aunque es difícil imaginar a sus predecesores Don Omar o Daddy Yankee quitándose las uñas acrílicas para jugar basketball, Bad Bunny ha sido leal a su estilo personal trayendo consigo una nueva era al genero del reggaeton, repleta de inclusividad y swag. Siguiendo el lanzamiento de su álbum debut X100PRE, que incluye colaboraciones con Drake y Diplo, el rapero pasó de andar “a 200 millas en un jetski” a escribir canciones sentimentales en aviones privados. En ruta de Las Vegas a San Juan, Bad Bunny hizo una escala en Miami para visitar a su amiga, la similarmente eléctrica e innovadora cantante española Rosalía. Determinado a no echar más gasolina a los rumores sobre su supuesto romance, Bad Bunny llegó al encuentro con peluca y un nuevo par de lentes de sol.
ROSALÍA: Bueno, ¿cuál es tu sabor favorito de Hookah? [Ríe]
BAD BUNNY: El de menta.
ROSALÍA: A mí me gusta, pero de sandía y de uva.
BAD BUNNY: Uva tiene que saber bueno, no lo he probado.
ROSALÍA: Yo sé que te gustan mucho las gafas, ¿cuáles son las últimas que te has comprado?
BAD BUNNY: La última vez que fui de compras gasté un dineral, como si hubiera comprado un carro, pero en gafas solamente.
ROSALÍA: Están guapísimas las que llevas ahora, me encantan.
BAD BUNNY: Es la primera vez que las estoy usando.
ROSALÍA: ¿Te gusta vestirte a tu rollo, o te gusta colaborar con un estilista o diseñador?
BAD BUNNY: Es curioso porque he descubierto, poco a poco, que a mí no me gusta la moda.
ROSALÍA: Y, ¿por qué es eso?
BAD BUNNY: La moda es una cosa y el estilo es otra. A veces las grandes compañías dicen, “mira a ese cabrón, es fanático de la moda.” Pero yo no sigo a ningún diseñador. Yo digo que cada cual tiene su estilo y tu estilo define mucho de quien tú eres, ¿me entiendes? Yo desde chamaquito tengo mi estilo. Así hago, a mí me gusta vestir como yo siento. Pero claro, quizás me dejo llevar por alguna tendencia.
ROSALÍA: Saber vestir es un arte. Siempre que te veo digo, “él tiene su swag.” Y te pintas la uñas, ¿dónde te las haces tú?
BAD BUNNY: En España no porque no me quisieron dejar.
ROSALÍA: Que no me gusta nada esa anécdota, ¡qué rabia!
BAD BUNNY: [Ríe] ¡Fue horrible! Me molesté mucho.
Estas uñas me las hice en Las Vegas. Hace poco me hice las largas de gel, nunca me las había hecho.
ROSALÍA: Y, ¿qué tal?
BAD BUNNY: ¡Un escándalo total, un escándalo!
ROSALÍA: Las que llevas como de punta, ¿no?
BAD BUNNY: Sí, y después fue: Bad Bunny el más gay de todos, el más esto, el más aquello, el más todo. Revolcó las redes.
ROSALÍA: Me parece increíble que llevar las uñas largas cause algo así.
BAD BUNNY: Son muy incómodas cuando voy a jugar baloncesto.
ROSALÍA: Te acostumbras. Y cuando te las pintan, ¿no sientes que es un momento en el que te relajas? Muchas veces cuando me las hacen, voy con mis amigas.
BAD BUNNY: La dinámica para mí es un poco distinta. Yo me imagino que la persona que lo está haciendo no está acostumbrada a hacérselas a un hombre. Entonces es diferente, y en el momento estoy loco por que terminen.
ROSALÍA: ¿Tienes pensado teñirte de algún otro color el pelo?
BAD BUNNY: Mira, yo me lo pinté color rosa hace un año.
ROSALÍA: Yo te vi, me gusta mucho como te queda rosa.
BAD BUNNY: Pero ahora mismo quiero dejármelo crecer.
ROSALÍA: ¿Qué diferencia hay entre Benito y Bad Bunny?
BAD BUNNY: La única diferencia entre Benito y Bad Bunny son 16 millones de seguidores en Instagram. Y el dinero que tiene Bad Bunny en la cuenta. Benito tenía como $7. La diferencia son números, yo sigo siendo el mismo. Yo creo que hasta mis inseguridades siguen siendo las mismas. El dinero no te cambia, la gente cambia. Rosalía no piensa igual que como pensaba hace cinco años. No está mal que el ser humano cambie, lo que está mal es que quiera ser otra persona.
ROSALÍA: ¿Cuál crees que es la idea más equivocada que tiene la gente de ti?
BAD BUNNY: Que tú y yo pintemos conejitos. [Ríe] Chingado, me tienen bien encabronado con eso.
ROSALÍA: ¿Qué vas hacer para tu cumpleaños el año que viene? Me invitas.
BAD BUNNY: Si pudiera, iría al cine, así como persona normal.
ROSALÍA: Cuando empezaste en esto de la música, ¿hubo alguien, desde el principio, que creyó en ti más que nadie?
BAD BUNNY: Yo diría que esa persona que vio algo en mí más que nadie, es la persona que hoy es mi DJ, DJ Orma. El es mi amigo desde high school. Y cuando quería hacer música, y no me atrevía, él me decía, “Cabrón, ¡dale, dale!”
ROSALÍA: ¿Te daba vergüenza mostrarle tus canciones?
BAD BUNNY: Él era la única persona con la que no me daba vergüenza. En Puerto Rico ser reggaetonero es como ser policía. De cada 10 niños que nacen, 9 quieren ser reggaetoneros. Hay muchos en la calle diciendo, “¡mira papi, chequéate esto! ¡Chequéate estas barras!” Pero yo nunca fui ese chamaquito. Desde los 14 años, encerrado en mi cuarto haciendo ritmos y nadie sabía. Mi familia entraba al cuarto y me veía haciendo cosas raras, pero nadie sabía que estaba haciendo música. DJ Orma era de esas pocas personas que lo sabía. Incluso cuando yo entro al mercado, con la gente que entré, que me firmaron, como que no creían en mí.
ROSALÍA: ¿Tú crees eso?
BAD BUNNY: Sí, yo percibía eso. Yo les mostré muchas cosas mías y no las veían. Hoy en día, eso es lo que me hace ser quién soy. Incluso muchos temas que fueron mis primeros éxitos, no los escuchaban. Pensaban que eran porquería.
ROSALÍA: ¿Pero tú tenías la intuición de que no lo eran?
BAD BUNNY: Yo soy humilde, pero musicalmente estoy seguro de mí. Si hago una porquería yo te digo, “yo hice esto, es una porquería, pero yo lo hice.” Este negocio es cabrón, pero yo tenía una seguridad, digamos, pues, un ego, pero no en una forma negativa. Yo simplemente creía en mi música.
ROSALÍA: ¿Cuál es la última canción que hayas descartado?
BAD BUNNY: En mi primer disco, el más reciente, X100PRE, hubo tres canciones que se quedaron fuera, pero me encantan. Se quedaron fuera porque no quería sacar un disco con tantas canciones. Algún día tienen que salir, así sea que las regale o lo que sea, ¡porque son buenas! Yo digo que la música no se desperdicia. Con una persona que la disfrute, la canción tiene sentido de existir.
ROSALÍA: Y cuando escribes, ¿qué momento del día te inspira más?